El libro hace cosquillas bajo el brazo. Cuando caminas, las letras tiemblan, y para no caerse de las páginas, se dan la mano y se aprietan fuerte, sujetándose al papel. Cuando te paras, las letras se relajan un poco, se sientan sobre el papel, se sonríen unas a otras, pero no se sueltan por si acaso, pues no saben cuando vas a echar a andar otra vez.
Lo peor para las letras es que des un salto. Se llevan un susto de muerte, su corazón se pone a latir con fuerza, algunas hasta gritan, con unas
!!! como éstas; otras que estaban medio dormidas se despiertan de repente y preguntan alarmadas qué ha pasado, qué ha pasado con unas
como éstas.
He dicho que lo peor es que des un salto, pero hay algo peor aún: dejarse olvidado el libro en un banco del parque. Las letras no se dan cuenta enseguida, pero cuando llega la noche, cuando todo se queda silencioso, primero se extrañan con unas
(...) como éstas, después les entra el miedo con unas
&&& como éstas, y por último, se echan a llorar con unas
""" como éstas, hasta que alguien viene a consolarlas. Ese alguien recoge el libro y se lo lleva a una biblioteca. Allí se calman del todo las pobres, jugando con el resto de las letras del mundo. Si ese alguien abre el libro y se lo lee, entonces las letras estallan de alegría con unas
!?(&" como éstas.