Más que nada, por si alguno tiene interés en la final de esta tarde en Nocedal, cuento lo que va a pasar...
Por decisión mía, y agradeciendo otras alternativas que me ha propuesto la organización, y siempre con el adecuado acuerdo con mi compañero Javitxa y con Eloy, hoy rival, se va a jugar un bonito partido para que el programa de fiestas no se quedara vacío y, también, por deferencia a los seguidores del torneo de pala que tan interesante ha estado este año.
Eloy e Igor Tajada se enfrentarán a Javitxa (que jugará hoy de zaguero) y Aitor, el prometedor delantero de Santurtzi.
Sin la presión del resultado estoy seguro que jugarán un partido vistoso, más estando dos delanteros como Eloy y Aitor en los cuadros delanteros. Javitxa podrá disfrutar e Igor también, que seguro buscará tantos de los que pocos zagueros son capaces de hacer.
Tras el partido se entregaran los premios. Eloy e Igor, campeones y Javitxa y Rober, subcampeones.
Como le he dicho a la organización, en un torneo hay múltiples factores que intervienen y, de la misma manera que hay partidos que se ganan por la mínima, por un golpe de suerte o por un error del juez, otras veces se pierde por una lesión. Es el deporte. Por eso no resulta nada fácil ganar los torneos y tiene mérito ganarlos, un extraordinario mérito que no todos son capaces de valorar correctamente, porque no siempre los mayores rivales son los pelotaris que tienes enfrente en la cancha.
Me queda agradecer a Aitor que se preste a jugar este partido y agradecer a Javitxa su apoyo y su compañerismo. Y a Eloy siempre tengo que agradecerle algo, hoy, entre otras cosas que me haya llamado a primera hora para saber cómo estaba y darme todo su ánimo.
Me ha gustado este torneo de Nocedal que jugaba por primera vez. Y lo mejor es que hay ganas de que en 2010 sea aún más interesante. Es lo mejor que se puede sentir cuando un campeonato se acaba, que hay unas inmensas ganas de que llegue el año próximo y volver a jugar.
Yo siempre quiero ganar en el frontón, dicen que lo mío es casi una obsesión. Tal vez. Pero soy capaz de darme cuenta de que lo mejor de tantos años en el frontón no son ni las victorias que he conseguido ni los partidos que he jugado , sino todos los amigos que he conocido. Esa es la txapela más grande que tengo.