El Ayuntamiento apuesta por eliminar la colina artificial de 12 metros de alto que formarían las tierras descontaminadas
La recuperación de los terrenos que ocuparon los tanques de CLH junto a La Arena está cada vez más cerca. El Ayuntamiento de Muskiz acaba de solicitar al Gobierno central la cesión de la parcela, de 16 hectáreas, para poder rehabilitar en ella la antigua marisma. El Consistorio quiere aprovechar «como zona intermareal» toda la superficie disponible e incluso aspira a eliminar la colina artificial de doce metros de altura en la que se pretenden acumular las tierras descontaminadas.
El collado se elevaría en exceso y supondría una importante barrera visual para contemplar la marisma. Inutilizaría, además, el observatorio de aves previsto en la zona. «Hemos solicitado a Costas que deseche este proyecto y piense en otras alternativas», explica el edil de Medio Ambiente, Marcos Cucó, quien baraja varios posibles destinos para las tierras descontaminadas. «Pueden llevarlas a vertederos autorizados o reutilizarlas como rellenos en el entorno del Puerto», aclara.
La eliminación de la colina no sólo allanaría el paisaje, sino que ampliaría también la superficie de la futura marisma. Cucó, pese a todo, no es del todo reacio al futuro montículo, siempre y cuando no se levante en la ribera del río Barbadun, como se ha planteado. A juicio del concejal, «sería más lógico ubicarlo junto a la carretera de la playa, ya que no afectaría a la zona natural y sí alejaría, en cambio, el ruido y la contaminación del tráfico».
En esta legislatura
El Ejecutivo central tardará «entre ocho y doce meses» en ceder la antigua parcela de CLH al Ayuntamiento. Acto seguido comenzará la regeneración, que culminará a lo largo de esta legislatura. Pero el Ayuntamiento no ha querido esperar y tiene ya el proyecto básico del centro de interpretación que acompañará a la futura marisma. Se ubicará en las antiguas oficinas de la Compañía Logística de Hidrocarburos, que se renovarán para la ocasión.
Una inversión de un millón de euros permitirá retocar las fachadas y redistribuir los espacios internos. El equipamiento acogerá dos zonas de exposiciones, aulas para talleres, una sala de proyecciones, un espacio de investigación para profesionales, un observatorio de aves y un local de hostelería que podría funcionar como cafetería en verano y como comedor escolar durante el invierno.